La frase del día

sábado, 21 de junio de 2014

La mejor de todas las putas



Si mandas por error a tu mujer para que haga de puta con unos clientes, quizá no te guste lo que pase después.


Carlos Palacios era un hombre hecho a sí mismo. A los doce años ya sabía que llegaría lejos. Mientras los muchachos de su edad perdían el tiempo en juegos infantiles, él ya buscaba la manera de sacar provecho económico de ellos. Acabó siendo el propietario de la mayor parte de las canicas de su colegio, las cuales volvía a vender una y otra vez para robarlas después con trampas astutas. En aquellos momentos no tenía la envergadura que llegó a adquirir con el tiempo, pero pronto aprendió que en esta vida la fuerza es necesaria. Lo aprendió de la peor manera. Un día volviendo a casa, dos matones, dos gigantones que daban miedo y con aspecto de no haber pisado nunca un colegio ni para robar en él, lo acorralaron. Mientras uno lo sujetaba el otro le quitó todas las canicas que tanto esfuerzo le había costado ganar. Qué podía hacer él, un mequetrefe canijo contra aquellas dos torres. Otra persona hubiera vuelto a casa llorando, hubiera maldecido su suerte o se hubiera compadecido. Pero Carlos Palacios no era así, él no iba a dejar que nada ni nadie le apartara de su camino.